jueves, 4 de agosto de 2011

Una región como destino de Agroturismo


La variedad paisajística junto con sus características fijadas genéticamente no sólo es digna de protección porque se necesita para la cría de especies del mañana. La riqueza de plantas de cultivo y razas de animales útiles es también una valiosa herencia cultural. Cuando una región es consciente de ello, puede promocionarse también con razas y variedades locales igual que con otros bienes culturales y atracciones turísticas. Aún cuando las plantas y los animales constituyan sólo un atractivo complementario, realizan igualmente un aporte a la creación o el fortalecimiento de la identidad regional.

Cuanto más fuera de lo común sea la raza o la variedad, tanto más se adecúa como atractivo promocional. Incluso ejemplares de variedades agrícolas menos espectaculares dan su impronta a la cocina regional. Restaurantes y hoteles locales pueden incluir esos platos en sus menús. La variedad adquiere particular interés para los turistas cuando se puede apreciar en su contexto sociocultural. Es decir, cuando no sólo están a la venta productos, sino que simultáneamente los visitantes tienen acceso a procedimientos de producción, artesanías tradicionales y fiestas locales. Todo ello debe estar integrado en un plan mayor de promoción de la región.


El agroturismo planeado con cautela puede coadyuvar a la conservación de los recursos genéticos animales y vegetales in situ. Por ello, en los países en desarrollo y nuevos países industriales deberían realizarse mayores esfuerzos para identificar razas de animales y variedades de plantas interesantes y verificar su potencial para un aprovechamiento agroturístico.

Simultáneamente deben registrarse los conocimientos tradicionales sobre los cuidados y el uso de las razas y las variedades. Ello no sólo coadyuva a la sensibilización de la población con respecto al valor de la agrodiversidad, sino que también es imprescindible para conservar esa variedad a largo plazo. 

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